Hace 12 años

Las nanopartículas son entidades de tamaño nanométrico, siendo un nanómetro 1x10-9 metros, y por tanto no perceptibles por el ojo humano. De hecho, el desarrollo de la nanotecnología ha ido en paralelo al de técnicas que permitiesen trabajar en este orden de magnitud, como por ejemplo la aparición de la microscopía electrónica. En la actualidad, la nanotecnología está presente en numerosos ámbitos, desde la ingeniería de materiales hasta el procesamiento de alimentos o la informática. Una de las disciplinas que engloba, conocida como nanomedicina, ha supuesto una revolución en cuanto al diagnóstico y tratamiento de enfermedades, entre ellas el cáncer.
Las nanopartículas han marcado un hito en el desarrollo de sistemas de liberación controlada y selectiva de fármacos, es decir sistemas que prolongan el tiempo de permanencia de un fármaco en su lugar de acción y aumentan la cantidad de fármaco que llega al mismo. Debido a su pequeño tamaño, las nanopartículas pueden viajar por los vasos y capilares sanguíneos, accediendo a los órganos diana e interaccionando con los tejidos y células tumorales, donde liberan su “carga”. En realidad, podríamos decir que se trata de “nanotransportadores” de fármacos, más o menos sofisticados. A día de hoy, el número de técnicas y materiales que se pueden emplear para el diseño y desarrollo de nanopartículas, hacen que éstas resulten adecuadas para transportar fármacos de origen muy diverso, desde pequeñas moléculas hasta proteínas o incluso genes, así como controlar el perfil de liberación de los mismos, de horas a meses. Numerosos trabajos se enfocan a la funcionalización de estos nanotransportadores, de manera que posean preferencia por las células tumorales.
A modo de resumen, es posible afirmar que las nanopartículas presentan una serie de ventajas en la búsqueda de tratamientos eficaces contra el cáncer:
-Al transportar los fármacos de manera selectiva a los tumores, y liberarlos de manera controlada, se puede lograr un aumento de la eficacia y una disminución de los efectos secundarios generalmente asociados a los tratamientos anticancerígenos.
-Existen moléculas, mayoritariamente aquellas de origen biotecnológico, con demostrada eficacia pero con problemas biofarmacéuticos que dificultan su aplicación terapéutica. La nanomedicina podría solventar estos problemas.
Si bien, y a pesar del gran potencial de la nanomedicina en la práctica clínica, es una ciencia relativamente joven. La inversión pública y privada en investigación biomédica, así como el esfuerzo de la comunidad científica, condicionará en gran medida las posibilidades reales y el tiempo necesario para que estas y otras nuevas terapias experimentales accedan a la práctica clínica. No obstante, es altamente esperanzador observar que existen formulaciones que ya se encuentran en fase de ensayo clínico, con lo que podrían estar disponibles en los próximos años. Además, existen ejemplos de formulaciones que se han comercializado con éxito, como es el caso del Abraxane, Oncaspar® o Daunoxome®, entre otras.
Hace 12 años

Siempre el vil metal por medio condicionando los avances científicos y tecnológicos y su aplicación práctica.

Esperemos que los avances de la nanotecnología puedan generalizarse pronto en los tratamientos contra el cancer y otras enfermedades semejantes, en cuanto suponen una prometedora vía en la este mal tan propio de la época en que nos ha tocado vivir.

¿Serán capaces nuestros políticos de priorizar el gasto en este tipo de investigaciones?. Ojalá sea así.

Hace 12 años

Muy interesante, a ver cuando puede ser ya una realidad.