Hace 6 años

Sigo pensando que esto no es real y que es una pesadilla. Ahora mi familia y los médicos son mis enemigos. Me están obligando a tomarme las pastillas alegando que lo que tengo es una depresión contrastada por todos los doctores. Yo sigo creyendo en lo mío y hasta que no lo demuestre no descansaré a gusto. La situación es insostenible y yo no puedo vivir de esta manera porque hago daño a los que me rodean y eso no me lo voy a perdonar nunca.
Creo que a partir de ahora actuaré por mi cuenta, yendo a los médicos que verdaderamente sean eficaces, aunque hoy por hoy, es difícil fiarse de alguien. Sin embargo, existe gente muy pero que muy válida, que realmente lucha por ayudar a las personas. Aunque en realidad, me quejo porque a mí no me han ayudado pero a otras personas si lo han hecho.
Siempre cuando nos pasa algo malo nos hacemos la misma pregunta: ¿Por qué a mí? Sin embargo, cuando nos pasa algo bueno nunca nos planteamos la misma. El azar y la mala calidad de vida de muchas personas son los culpables de las enfermedades, pero mientras muchos buscan el tener algo malo, niños, jóvenes, adultos y ancianos siguen sin entender el porqué de una enfermedad.
A un alcohólico empedernido se le creará una cirrosis, pero es que a mí también, y eso que no bebo. Me río cuando veo a mi abuelo Ángel beber y beber sus cubatas después de comer, y ahí sigue a sus 76 años, y eso que no ha probado el agua en su vida y además también era fumador, menos mal que lo dejó. Y luego estaba mi abuelo Tino, que era una persona enormemente saludable, aunque de joven también le daba al tabaco y que por culpa del cáncer lo perdimos hace 3 años. ¿Casualidad? Puede ser.
Pero que me decís de esos niños que tienen cualquier tipo de cáncer sin entender ni siquiera de que se trata esa enfermedad. El mundo es injusto o quizás no, porque probablemente y muchas veces me lo planteo, no venimos a esta vida para sufrir o al menos es lo que yo creo. Venimos a esta vida por azar, esto es como un sorteo de almas que vagan por otra dimensión en la que un día caes por un agujero como en el sorteo de navidad y llegas a lo que hoy se llama Tierra. A unos les ha tocado ser rico y a otros pobres, a unos guapos y a otros feos, pero lo que verdaderamente importa es el yo, es la esencia de la persona y con los años todo el mundo se va dando más cuenta de que lo bonito está en el interior. Como se dice en el argot espiritual: somos espíritus encarnados en seres humanos.
Yo no sé por qué estoy aquí y ahora, ni siquiera por qué me pasa esto. Ni nadie lo sabe. Nadie sabe quiénes somos ni a dónde vamos ni de dónde venimos, lo típico. El problema es que nadie, sólo quizás 1.000.000 personas en el mundo, están intentando descubrir el significado de la vida, que es la cuestión más importante de la humanidad. El resto nos dedicamos a vivirla sin necesidad de hacernos esas preguntas, pero cuando llega el momento de nuestra muerte bien que empezamos a investigar y a sacar conclusiones que lo único que nos hacen es machacar más nuestra mente hundida por la enfermedad.
Sé que suena un poco arcaico este pensamiento evolucionista, pero yo me replantearía el buscar un objetivo universal común, es decir, unir todas nuestras mentes y poder investigar la vida. Y habiendo descubierto lo que realmente significa la vida, ya podremos seguir cada uno distintos caminos. Bien es cierto, que para descubrir probablemente lo que signifique la vida, hace falta evolucionar mental y tecnológicamente todavía más, y llegará un momento en el que encontremos ese sentido. Porque está claro que se va a encontrar, científicamente hablando. Otros casos son los estudios filosóficos y espirituales o religiosos, que eso verdaderamente es fe, es decir, creer en algo que no ves. Como yo puedo creer en mi abuelo aunque no esté en vida, si bien he tenido hechos que me han suscitado la duda de poder saber que está a mi lado. Pero eso es tema de cada uno.
Por lo tanto, el objetivo de cada individuo no es únicamente ser feliz, sino saber cuál es su objetivo en este mundo y no pasar de largo sin saberlo. Una persona que sabe que objetivo ha de desempeñar en la vida, está más capacitado para poder soportar momentos de infelicidad.
Todos nos vamos a morir aunque no queramos, más tarde o más temprano, pero no hay que morir siendo un inculto mental. Hay que morir con la verdad. Creo que realmente se sabe todo de la vida, pero que no se quiere contar porque alteraría mucho a la humanidad. Imaginamos que nos espere un paraíso en el Más Allá, como cuentan muchas religiones. ¿No habría una gran cantidad de personas saltando a las vías del tren día tras día? Yo el primero.
Es difícil desentrañar este conglomerado. La ciencia lo explica a su manera, con la cual estoy completamente de acuerdo, pero es que las cosas pasan por algo. Es decir, todo lo que ocurre en la Tierra lleva al mismo principio de la creación. Por ejemplo, el funcionamiento de un automóvil, para que se mueva es necesario una fuente de energía, el petróleo en este caso. Esta sustancia sale de la tierra, pero ¿quién la ha puesto ahí? Son demasiadas casualidades y coincidencias en este mundo que está hecho al libre albedrío. Yo no creo que esta majestuosidad llamada universo sea tan perfecta sin que ningún ser supremo, llamado Dios o energía haya puesto la mano encima.
Podría estar hablando muchísimo tiempo sobre la existencia y nunca llegaríamos a ningún lado, porque nadie nos ha confirmado nada. Y mi palabra no serviría de nada, sólo es la palabra de un pensador privado que busca una explicación a un todo que está creado en su propia mente.