Hace 6 años

Hola a todos. He leído el testimonio de Alberto(anterior a este) y me ha conmovido enormemente y me he decidido a dejar este testimonio, si me lo permitis, especialmente para él, Muchos ya conoceis a mi hijo Pablo, 28 años, cáncer melanoma estadio III. Anticiparos que estamos en esa fase de reconocimiento cada 4 meses porque en el ultimo tac salio limpio, Ya sabéis que no hay que bajar la guardia y está la incertidumbre de recaída, pero intentamos no pensar en ello. Referente al tema de Alberto le voy a dejar uno de los relatos que ha escrito Pablo en su libro "Del cáncer al amor , historia de un renacimiento" (le dije a Alberto que leyese este testimonio porque no me cabía en comentarios para él y además porque puede hacer reflexionar a todos) que escribió al escuchar la historia de un hijo con el cáncer de su padre:
«Cuando mi padre entró por la puerta de casa, mostrando la sonrisa de siempre, le pregunté qué le habían dicho en la consulta médica. Ese día había tenido cita para ver los resultados de una prueba, una más, de las muchas a las que estaba siendo sometido últimamente. Fue solo, como era su deseo cada vez que iba, y me contestó con su frase habitual:
—¡Médicos!
No llegaba a los cincuenta, pero desde hacía unos meses le notaba bastante desmejorado y aunque no se quejaba delante de mí, por las noches le oía desde mi habitación lamentarse, incluso a veces sollozar.
Decidí ir al médico a preguntar, ya que él no comentaba nada y vi, en más de una ocasión, cómo quemaba los informes de los resultados. “Hay que destruir para olvidar el presente y mejorar el futuro. El ritual de la noche de San Juan”, me decía cuando era descubierto.
—Su padre padece un cáncer de pulmón muy avanzado. Se ha extendido a otros órganos. Está clasificado como terminal, lo siento.
Miles de sentimientos me asaltaron, sobre todo el de culpabilidad: me pesaba recordar episodios en los que pude hacerle daño con mi actitud; me arrepentía por no haberle abrazado y decirle cuanto le quería más a menudo. Sentí odio hacia mi madre por abandonarlo. Incluso lo maldije por no contarme nada sobre su enfermedad, pero ese pensamiento me hizo sentir peor y terminó por derrumbarme. Lloré amargamente en los pasillos del hospital.
Al llegar a casa, entré en su cuarto. Estaba sentado junto a la ventana, con su eterna sonrisa y bañado por el sol que atravesaba los cristales. Se giró y sin decir nada me indicó, con palmadas sobre la cama, que me sentara junto a él.
—Por...
—Pssssss. —Me hizo callar con el índice en sus labios—. Tarde o temprano te enterarías. Ahora solo escucha.
Estaba puesto un disco de música. Me sorprendió oír ópera.
—Pero, ¿a ti te gusta?
—Hijo, sentado en esta silla, en este pequeño cuarto, estoy aprendiendo muchas cosas, incluso a escuchar ópera. La pusieron un día en la radio, Nessun dorma —dijo el locutor—, interpretada por Luciano Pavarotti, y me emocionó como nunca me ha emocionado música alguna. Tomé nota y compré el disco. Ahora solo escucha.
Aquellos fueron los momentos más intensos, maravillosos y emocionantes de mi vida. La potente voz del tenor inundaba la habitación y mi mano apretaba la de mi padre, cada vez con más fuerza, escuchando la voz de Pavarotti gritar: «Venceré, venceré, venceré».
Al acabar empezó a hablarme, y yo solo deseaba escucharle:
—No te dije nada porque no quería que sufrieras. Los que padecemos una grave enfermedad hemos de sufrir por dos: por la dolencia y por el sufrimiento del familiar. No pienses —me contaba— que sentado en esta silla estoy esperando la muerte. Al contrario, empiezo a vivir. Es como si mis sentidos se hubiesen desarrollado y se centraran en lo realmente importante. Me fijo en cada detalle y disfruto de cada instante.
—Pero siempre hay esperanza —dije, manteniendo mi mano apretada a la suya.
—¡Esperanza! ¡Qué bella palabra! —contestó —. Abandonarla es tan trágico como desear la muerte. Sin ella, respiras tristeza por todos los poros de tu ser, alimentas la pena y solo deseas perderte en los oscuros callejones de la desesperación. Cuídala, ámala, será tu mejor compañera durante toda la vida. Pero, hijo —con mirada tranquila—, ni todo comienza al nacer ni nada termina al morir. El proceso de la vida comienza mucho antes de ver la luz por primera vez y continuará eternamente después de haber partido. ¡No hay nada más estúpido que temer a la muerte toda la vida! ¡Si solo llega una vez! —terminó riendo, y a mí me contagio—. Ah, hijo, no deseo guardar rencor a nadie; el rencor te corroe y no sirve para nada. Quiero irme en paz. Cuéntaselo a tu madre y no la juzgues, los caminos del amor son confusos y a veces incomprensibles.
Mi padre apenas llegó a vivir un mes desde aquel día, pero en ese tiempo aprendí a hacer las cosas, por pequeñas que fueran, con amor, a mostrar tranquilidad, paz e incluso a retener las lágrimas cuando me miraba estando a punto de marcharse. Le transmití serenidad y por ello mantuvo la sonrisa hasta el final.
Ni que decir tiene que Nessun Dorma permanecerá siempre en mi vida y que cada vez que la oiga mi padre estará conmigo. Por eso creo que no se pierde a nadie, solo dejamos de tenerlo físicamente, pero estaremos unidos los que quedamos y los que partieron por siempre.
https://www.amazon.es/dp/B0713RVXV8/ref=cm_sw_r_tw_api_IiqazbYS47V1X
Dejo el enlace del libro por si puede interesar.
Mucho ánimo Alberto, y fuerza para todos-
Hace 6 años

Hola,

Me alegra mucho que tu hijo esté bien en estos momentos. Agradecerte enormemente estas palabras que me has dedicado y que nos van a servir a mucha gente. Compraré el libro que has puesto que seguro que ayuda mucho.

Muchas gracias de nuevo y un saludo para ti y para tu hijo Pablo.

Hace 6 años

Que bonito lo que nos compartes de tu hijo Pablo! Muchas gracias!! Y a ti Alberto mucho mucho animo. A veces se amontonan los problemas y uno se siente abrumado. Conozco bien la sensacion. A mi me sirve imaginar esos momentos que estoy en un tunel. Q casi casi no veo la luz, ni la salida. Lo q no quiere decir que no haya luz o salida. Y la salida llega...te mando un abrazo y cuenta conmigo tambien para lo que te pueda ayudar. He perdido a mi hermana mayor y a mi padre de cancer de pulmon. Se lo duro que es vivir esto como "familiar".

Hace 6 años

Alberto, no he comentado lo del libro para que lo compres, aunque te lo agradezco, Solo queria transmitirte los sentimientos que él tiene y como los traslada para ayudar en cuanto pueda. Como a ti, el cancer le esta enseñado mucho, entre otras cosas, a descubrir realmente quien esta a tu lado en los momentos complicados. Detras de una barra de un bar todos son amigos pero....

Respecto al libro espero te guste y ayude. Le estamos dando la difusión que podemos. Tambien el cancer me ha abierto los ojos respecto a estas asociaciones llamadas "contra el cance"r. Todas y cada una de ellas nos han negado su apoyo argumentando que no pueden, pero me sorprende que lo hagan con el famoso de turno y hacerse la foto. En fin, esto ultimo lo pienso yo, indignado por la hipocresia que descubres,, pero como bien sabes, todo esto es secundario.

Lo dicho Alberto, no lo digo por hablar, dime como podemos ayudarte. Por cierto ¿de donde eres?

Saludos

Hace 6 años

Muchas gracias Olgacand. Siento mucho lo que te ha pasado y encima por partida doble. También cuenta conmigo para lo que necesites.

Y a ti enseñanzas gracias de nuevo.