Hace 6 años

Hablar de la muerte que más te ha dolido, seguramente hará que hables de la muerte que no has superado. Las más dolorosas son las no aceptadas, las más recordadas. Pienso que la muerte marca de un modo que la vida no puede hacer. Hay personas cuyo padre o cuya madre murió cuando eran pequeños. Estos chavales hablan de su madre de una manera especial, les ha marcado y les ha obligado a hacer cosas que quizá no habrían hecho.
Pero lo que debes recordar es que la muerte en sí no existe. Cuando alguien muere se transforma en la gente que ha conocido. Sus recuerdos perduran, su vida se divide entre la gente que lo conoció.
No relaciones la muerte con el dolor. No relaciones la muerte con pérdida. Relaciónala con la vida, relaciónala con un fin digno. No pienses que desapareces, no tengas miedo a desaparecer. Es algo que tarde o temprano harás.
Pide cosas que te gustaría que hicieran cuando murieras. Deseos llenos de vida. ¿Por qué si lo tienes todo en la vida, si has alcanzado una felicidad extrema, tienes que buscar más y más?
Ir más lejos: piensa en tu muerte, piensa en datos, piensa en ese fin y podrás pensar en tu vida, en datos concretos de lo que deseas hacer en este mundo. La vida se basa en saber que puedes perder y puedes ganar. Habrá épocas en las que sólo perderás, así que recuerda que hubo un tiempo en el que sólo ganaste.
Seguramente, será lo que más nos marca en esta vida. ¿Por qué molesta hablar de lo que más marca en esta vida? Piensa en el momento, justo en el momento, no en lo posterior. ¿Puede estar muerto alguien que nos hace sentir tanto?
Muere. Cuando sea, cuando toque. No busques la muerte, pero no le tengas miedo. Y olvida tus miedos: perder a tu gente, perder tus cosas, perder lo que quieres y lo que eres. En realidad, no pierdes nada, absolutamente nada. Créeme, aparta el miedo aparta el pavor y mira a ésa palabra de tú a tú. Visualízala, tan sólo eso.