Tratamientos para el cáncer de colon

Una vez que se ha confirmado el diagnóstico de cáncer colorrectal y se han realizado las pruebas necesarias para conocer el estadio de la enfermedad, se debe determinar cuál de los tratamientos que existen es el más adecuado.

El especialista recomendará y explicará las posibilidades de tratamiento más adecuadas en tu caso, para que, una vez hayas recibido la suficiente información puedas, junto con tu médico, tomar una decisión. 

El tratamiento del cáncer de colon, como ocurre en la mayoría de los tumores, es un tratamiento multidisciplinar. Distintas especialidades trabajan juntas para combinar terapias y ofrecer al paciente las mayores posibilidades de curación.

tratamiento del cáncer colorrectal

 

Protocolo de actuación

En el tratamiento del cáncer de colon se sigue un protocolo basado en guías clínicas. Es decir, se establecen un conjunto de recomendaciones y pautas (plan de tratamiento), basándose en la experiencia (evidencia) científica, para el manejo de dicho tumor.

Estos protocolos se emplean de forma generalizada en todos los hospitales y recogen las indicaciones o limitaciones de tratamiento en función de una serie de factores: 

  • Factores dependientes del paciente: edad, estado general, situación nutricional, otras enfermedades importantes y la decisión del propio paciente.
  • Factores dependientes del tumor: tipo de tumor, zona del colon o recto donde está el cáncer, fase de desarrollo (estadio), estado de los genes RAS, BRAF, HER2, MMR (en los cánceres colorrectales metastáticos). 
  • Factores dependientes del tratamiento: tipo de cirugía, tolerancia y eficacia de la quimioterapia y de la radioterapia, estado mutacional de los genes RAS, BRAF y MMR. 

Tipos de tratamientos para tratar el cáncer de colon por fases

Los pilares principales de tratamiento del cáncer colorrectal son la cirugía, el tratamiento sistémico que incluye la quimioterapia, la inmunoterapia y las terapias biológicas, y la radioterapia.  El objetivo del tratamiento puede ser curativo, el control de la enfermedad o el alivio de los síntomas

En muchas ocasiones, la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia se combinan, pero otras veces sólo está indicado uno de ellos. Es decir, el tratamiento requiere un “enfoque multidisciplinar” o, lo que es lo mismo, un tratamiento múltiple en el que intervienen médicos de varias especialidades: cirujanos, radiólogos, oncólogos médicos y oncólogos radioterápicos.

  • En el estadio I el tratamiento fundamental es quirúrgico.
  • En el estadio II puede ser la cirugía el único tratamiento, pero los pacientes con factores de mal pronóstico (alto riesgo de recaída) se benefician de un tratamiento sistémico adyuvante complementario a la cirugía.
  • En el estadio III el tratamiento quirúrgico solo es insuficiente para conseguir la curación. Por ello se debe realizar en todos los casos, salvo contraindicaciones médicas, un tratamiento sistémico adyuvante.
  • En el estadio IV el tratamiento sistémico es el más importante. Si en algún momento de la evolución de la enfermedad es posible realizar una resección quirúrgica completa de las metástasis la supervivencia se prolonga de forma significativa.

Sin embargo, en algunos pacientes no será posible aplicar ninguna de las opciones de tratamiento mencionadas y el tratamiento será exclusivamente sintomático.

Cirugía 

La cirugía suele ser el tratamiento más importante y el primero en llevarse a cabo en la mayoría de los tumores de colon cuando es posible. 

El tipo de cirugía que se puede aplicar en el cáncer de colon varía en función de su localización y de la extensión del tumor a ganglios y/u órganos vecinos.

El tratamiento quirúrgico de cualquier cáncer puede tener dos “intenciones”:

  • Curativa: la cirugía tiene como objetivo principal eliminar todo el cáncer.
  • Paliativa: la cirugía se realiza con el objetivo de mejorar los síntomas que produce el tumor (por ejemplo: la obstrucción intestinal).

La cirugía se realiza sobre el tumor primario; en algunos casos, también se resecan las metástasis hepáticas y/o pulmonares y, más raramente en situaciones muy concretas, se resecan también las metástasis peritoneales.

Pasos previos a la intervención

La cirugía a nivel del colon y recto es una intervención quirúrgica mayor, por lo que es necesario el ingreso hospitalario durante un tiempo variable. Lo más habitual es que oscile entre una y dos semanas, dependiendo del paciente. Asimismo, es necesaria anestesia, que siempre será de tipo general, y requiere la valoración previa por los especialistas en Anestesiología. 

Es preciso realizar un estudio preoperatorio que consiste generalmente en un análisis de sangre, un estudio de coagulación, un electrocardiograma y una radiografía de tórax.

Técnicas quirúrgicas

La intervención consiste en la extirpación del segmento del colon en el que se asienta el tumor, así como un tramo de tejido normal a cada lado de la lesión como margen de seguridad, y los ganglios linfáticos regionales correspondientes. La técnica empleada depende de la localización del tumor:

Colectomía: Es la extirpación del colon. El intestino delgado se une al resto del colon, al recto o se aboca a la piel. La colectomía puede ser:

  • a) Hemicolectomía derecha: se reseca el colon derecho/ascendente.
  • b) Colectomía transversa: se reseca el colon transverso.
  • c) Hemicolectomía izquierda: se reseca el colon izquierdo/descendente.
  • d) Sigmoidectomía: se reseca el sigma.
  • e) Resección anterior baja: se reseca la parte superior del recto.
  • f) Amputación abdómino-perineal: se reseca la parte inferior del recto.
  • g) Colectomía subtotal: se reseca todo el colon menos el recto.
  • h) Panproctocolectomía: se reseca todo el colon y el recto. 

Ileostomía o colostomía: consiste en abocar el intestino delgado o el colon a la piel del abdomen, para que las deposiciones salgan al exterior. Dado que la colostomía no dispone de un esfínter, las heces pasan directamente a una bolsa, que se pega a la piel.

La colostomía puede ser transversal, temporal o permanente, siendo esta última la que con mayor frecuencia se lleva a cabo en el cáncer colorrectal.

  • a) Colostomía temporal: se realiza en aquellas ocasiones en que se prevé que va a ser posible volver a restaurar la continuidad del colon en un futuro, pero se precisa mantener “en reposo” (sin paso de heces) una parte del colon durante un tiempo. Cuando mejora la parte del colon que se encuentra en reposo se restablece el tránsito intestinal uniendo los extremos seccionados del colon. 
  • b) Colostomía permanente: Las colostomías permanentes se efectúan cuando no va a ser posible volver a reconvertir el colon por las características de la enfermedad o bien por el segmento del colon que ha tenido que ser extirpado. La colostomía se mantiene de forma definitiva. 
    Al no haber esfínter anal, cuya función es posibilitar el control de la evacuación de las heces de manera voluntaria, se sitúa el estoma en la parte baja del lado izquierdo y las heces que se expulsan, tendrán una consistencia sólida y se recogerán en un sistema colector (bolsa).
  • c) Colostomía transversal: se realiza cuando es preciso dejar en reposo la parte descendente del colon. De esta forma, las heces se evacúan antes de llegar a la parte afectada por la enfermedad. El estoma u orificio se suele realizar en la parte superior del abdomen. Hay diversos tipos, como la denominada “en asa” en la que existen dos orificios, por uno se expulsan heces y por el otro únicamente mucosidad. La denominada de “doble boca” es parecida a la anterior, pero los dos orificios son independientes. Este tipo de colostomía suele ser temporal, aunque en circunstancias especiales puede tener carácter permanente.

Higiene del estoma y piel circundante

Una vez dado de alta en el hospital, es necesario que la persona inicie cuanto antes su vida normal y que incorpore a su rutina diaria la limpieza y cuidado de la colostomía. Para ello, debe seguir los consejos que le haya dado el estoma-terapeuta del hospital.

La limpieza diaria de la colostomía consiste en lavar la piel alrededor del estoma con agua tibia, jabón neutro y esponja natural, realizando movimientos circulares y secando a continuación sin frotar con una toalla suave. Una vez seca la piel se coloca la bolsa. La esponja y la toalla deben estar en buenas condiciones higiénicas y utilizarse sólo para la limpieza de la colostomía.

El material colector está formado por la bolsa propiamente dicha y por un adhesivo, que se pega a la piel que rodea la colostomía, de tal forma que permite que la bolsa quede fija y no se mueva o despegue incluso aunque se moje.
Existen dispositivos variados y su elección dependerá de las necesidades y condiciones del paciente, pero en todo caso se deberá tener en cuenta que se deben adaptar al tamaño del estoma mediante guías. En el mercado se encuentran multitud de modelos y calibres.

Es importante tener en cuenta la condición de la piel que rodea el estoma ya que deben preservarla de irritaciones (hipoalergénicas).

Además:

  • Deben ser de uso y cambio sencillos.
  • Deben garantizar la perfecta sujeción a la piel.
  • Deben ser eficaces en su durabilidad y hermeticidad para evitar fugas de olores o heces.

¿Cómo colocar y retirar la bolsa para colostomía?

El estoma-terapeuta es el encargado de indicar cuál es la medida de la colostomía y la bolsa más adecuada.

Si existe vello en la zona de colocación de la bolsa, debe cortarse al ras con tijera para que el anillo se adhiera a la piel y evitar cortes con cuchilla. A continuación, se debe aplicar cuidadosamente el adhesivo sobre la piel empezando de abajo a arriba. Si se emplea un sistema con el adhesivo separado de la bolsa se debe enganchar la bolsa al aro. Para cambiar la bolsa hay que retirar el anillo adhesivo muy despacio, preferiblemente de arriba abajo y sujetando la piel, para no tirar de ella.

Si se está fuera de casa y no se dispone de agua y jabón, y existe la necesidad de cambiar la bolsa, se pueden emplear toallitas limpiadoras y secar con un pañuelo de papel.

Complicaciones del estoma y cómo prevenirlas


1. Irritación cutánea

Es un problema bastante frecuente que consiste en enrojecimiento de la piel que rodea al estoma. Generalmente, se produce por contacto continuado de las heces con la piel cuando no coincide exactamente el tamaño del estoma con el del adhesivo, o por la retirada brusca del mismo. Habitualmente desaparecen con el empleo de cremas barrera, o soluciones cicatrizantes (es importante esperar a que sequen antes de aplicar el adhesivo, para que pegue bien sobre la piel). Además, es importante mantener una buena higiene diaria y secar bien la zona de la irritación. 

2. Estenosis

Es normal que durante los primeros meses tras la intervención, el diámetro de la colostomía disminuya ligeramente y sea necesario adaptar el adhesivo de la bolsa. En este caso, las heces pasan sin dificultad a través de la colostomía, pero si el estrechamiento prosigue, puede llegar a impedir la expulsión de las heces, requiriendo un tratamiento concreto. 

En el caso de que se aprecie un estrechamiento de la colostomía, se debe consultar con el personal sanitario del centro de salud para que indique los pasos a seguir.

3. Hernia

Se trata de una debilitación de la pared abdominal que empuja hacia fuera tanto a la ostomía como a la piel de su alrededor. Esta situación dificulta la colocación correcta de la bolsa, por lo que es conveniente el uso del cinturón y de fajas para controlar la presión abdominal, evitar esfuerzos físicos y aumento de peso. 

4. Retracción

Hundimiento del estoma hacia la cavidad abdominal. En estos casos se puede producir un escape de heces que favorece la irritación de la piel. Se aconseja el empleo de pasta niveladora para igualar la superficie y facilitar una adhesión correcta del anillo adhesivo de la bolsa.

  • Linfadenectomía: Es la extirpación de los ganglios linfáticos pericolónicos o perirrectales.. La extensión de la linfadenectomía la decide el cirujano según las características del paciente, del tumor y otras consideraciones particulares.
  • Resección de estructuras u órganos vecinos: En ocasiones es necesaria la extirpación  de órganos adyacentes al colon, como útero, ovarios, estómago, vejiga urinaria,  hígado, pared abdominal, u otras estructuras. En ocasiones, cuando el cáncer colorrectal está invadiendo algunos de estos órganos no es posible la cirugía.
  • Metastasectomía: Extirpación de metástasis a distancia (sobre todo hepáticas y pulmonares).

* TECNICAS LOCALES. Si la cirugía no es posible, una alternativa de tratamiento local es la ablación de las metástasis usando la radiofrecuencia o las microondas

La hospitalización y recuperación de estas intervenciones dependerán de las condiciones de salud específicas de cada enfermo.

Cuando la cirugía tiene que realizarse de forma urgente, sin tiempo para preparar el tubo digestivo, como ocurre en casos de abdomen agudo (obstrucción o perforación intestinal), es posible que sea necesario realizar una colostomía o Ileostomía. En un segundo tiempo quirúrgico (un tiempo después) se podrá valorar reconstruir el tránsito intestinal uniendo los cabos de intestino y cerrando la colostomía o ileostomía.

En el caso de que sea necesario hacer una colostomía, es aconsejable que el paciente hable con el personal de enfermería encargado de realizar el cuidado de la ostomía, de tal forma que te puedan resolver las dudas. En los casos en que exista una afectación hepática pequeña suele extirparse la zona de la metástasis.

¿Cómo es el postoperatorio? Efectos secundarios y recomendaciones

La cirugía del colon y recto, como la mayoría de las intervenciones quirúrgicas, no está exenta de complicaciones y de efectos adversos que pueden presentarse con mayor o menor frecuencia tras la intervención. Habitualmente, no suponen un problema grave para el paciente, pero sí alteran su calidad de vida.

Cuando el paciente se despierta de la anestesia, es normal que sienta dolor en la zona de la intervención. Generalmente, el cirujano deja pautados fármacos que aliviarán el dolor. 

El tipo de cicatriz será diferente en función del tipo de intervención realizada. La herida quirúrgica requerirá una serie de cuidados que son similares a los de cualquier cicatriz producida por otra causa. Mientras no se hayan retirado los puntos, el cuidado y limpieza de la misma, correrá a cargo del personal sanitario del hospital o del centro de salud. Una vez retirados, es aconsejable mantener una higiene similar a la del resto del cuerpo: lavado con agua y jabón.
Hasta que la herida del colon o recto cicatrice, es necesario que el paciente se mantenga hidratado y nutrido adecuadamente. Lo habitual en estos casos, es mantener los sueros y colocar una sonda nasogástrica. Se trata de un tubo largo, fino y flexible que se introduce por la nariz hasta el estómago.

Inmediatamente tras la cirugía, la sonda es útil para extraer cualquier líquido que se acumule en el estómago o intestino, evitando una sensación molesta al paciente.

Generalmente, esta sonda se retira aproximadamente pasadas 24 horas tras la intervención, ya que, en la mayoría de los casos, pasado este tiempo el paciente comienza a tomar pequeños sorbos de líquidos, para poco a poco introducir una alimentación normal.

Entre las complicaciones que se pueden dar en una cirugía de cáncer de colon y recto hay:

  • Complicaciones inmediatas: pueden surgir después de la operación. Algunos pacientes pueden tener fiebre, dolor, infección de la herida abdominal o perineal, infecciones abdominales o pulmonares, sangrado, problemas de cicatrización o trombosis. Habitualmente, estas complicaciones se resuelven con tratamiento médico, pero en ocasiones es necesario volver a operar para corregir la causa que está produciendo la complicación. 
  • Complicaciones tardías: Se pueden modificar los hábitos intestinales con aparición de cierta tendencia a la diarrea o al estreñimiento. Además, los pacientes con ileostomía o colostomía tendrán las molestias e inconvenientes de la bolsa.

Tratamiento sistémico: Quimioterapia y fármacos biológicos

Quimioterapia

La quimioterapia es uno de los tratamientos más empleados en el cáncer de colon. Su objetivo es destruir, empleando una gran variedad de fármacos, las células que componen el tumor con el fin de lograr la reducción o desaparición de la enfermedad.

¿Cómo actúa?

Los tumores malignos se caracterizan por estar formados por células transformadas (mutadas) en las que se han alterado los mecanismos que regulan la división y proliferación, por lo que son capaces de dividirse y crecer descontroladamente, invadir y afectar órganos vecinos. La mayoría de los fármacos que se emplean en el tratamiento quimioterápico están diseñados para poder destruir las células mientras se dividen. Cuanto más rápido se dividen más sensibles son al tratamiento.

¿Cuándo se administra quimioterapia en el cáncer de colon?

La quimioterapia en el cáncer de colon no está indicada en todos los casos. Su administración dependerá de determinados factores:

  • Estadio tumoral: afectación o no de ganglios y/o de órganos próximos al tumor y/o aparición o no de metástasis.
  • Estado general del paciente previo a la administración del tratamiento. 

En función de estos aspectos la administración de quimioterapia puede tener tres finalidades:

  • Curativa: la intención de la quimioterapia es curar la enfermedad. En este caso la quimioterapia se emplea como tratamiento complementario a la cirugía. Está demostrado que en el estadio II asociado a factores de riesgo, y en el estadio III (cuando hay ganglios linfáticos afectados por el tumor), la quimioterapia adyuvante (después de la cirugía) mejora de una forma significativa la supervivencia libre de enfermedad y la supervivencia global. La quimioterapia adyuvante se administra durante un tiempo de 3 o 6 meses (depende del estadio, los factores de riesgo y el esquema de quimoterapia empleado). 
  • Potencialmente curativa: en los pacientes que tienen metástasis hepáticas que podrían ser resecadas con una cirugía, la quimioterapia antes de la intervención sobre el hígado, puede contribuir a que aumenten las posibilidades de resección y, por tanto, de una supervivencia prolongada. A esta forma de tratamiento se le llama quimioterapia neoadyuvante.
  • Control de síntomas o paliativa: con la quimioterapia se pretende controlar los síntomas producidos por el tumor y/o las metástasis y su objetivo primordial es mejorar la calidad de vida del enfermo que tiene una enfermedad avanzada.
Tratamientos cáncer de colon
¿Cómo se administra?

Antes de iniciar el tratamiento, es necesario valorar, mediante un análisis de sangre y, en ocasiones también de orina, los niveles de glóbulos rojos, plaquetas y leucocitos (defensas), así como el funcionamiento de los riñones y el hígado, ya que las dosis de los fármacos dependerán de estos resultados.

Generalmente, para el tratamiento del cáncer colorrectal se emplea una combinación de varios fármacos. Aunque existe una formulación de quimioterapia oral que se toma en pastillas, lo más frecuente es que se administren por vía intravenosa, es decir a través de una vena. 

En ocasiones la infusión de la quimioterapia tarda varios días; en estos casos, es necesaria la colocación de una vía venosa central llamada reservorio subcutáneo. Este dispositivo se coloca por debajo de la piel en la zona inferior de la clavícula, quedando como un botón bajo la piel. Permite tanto la extracción de sangra para análisis como la infusión de medicamentos de larga duración, que se llevan a domicilio en una riñonera conectados al reservorio. Esto permite llevar una vida normal mientras infunde el medicamento. Su colocación es un procedimiento sencillo, ambulatorio, realizado con anestesia local. 

Así, la quimioterapia se suele administrar de forma ambulatoria en Hospital de Día, y es muy poco habitual el ingreso hospitalario para recibir el tratamiento. 

La quimioterapia se administra en forma de ciclos, alternando periodos de tratamiento con períodos de descanso. La duración del ciclo depende de los fármacos administrados. 

Antes de iniciar un nuevo ciclo es necesario realizar un control con analítica de sangre y/o orina para asegurarse de que la quimioterapia no está dañando los riñones o alterando los niveles de hematíes y leucocitos de la sangre. Si esto fuera así, sería necesario retrasar la administración del siguiente ciclo de quimioterapia hasta que se hayan recuperado los valores.

Los fármacos de quimioterapia más utilizados en cáncer colorrectal son: capecitabina, oxaliplatino, fluoracilo, leucovorin e irinotecan. Aunque pueden utilizarse solos (en monoterapia en ciertas ocasiones, habitualmente se administran en combinación. Los esquemas más habituales son: 

-    FOLFOX: 5-fluoracilo, leucovotin, oxaliplatino.
-    XELOX: capecitabina, oxaliplatino. 
-    FOLFIRI: 5-fluoracilo, leucovorin, irinotecan. 
-    FOLFIRIOX: 5-fluoracilo, leucovorin, irinotecan, oxaliplatino.

Fármacos biológicos

Son medicamentos que actúan de forma específica sobre “marcadores” o moléculas (proteínas) característicos y específicos de algunos tipos de células malignas que favorecen su crecimiento y supervivencia. Se trata, por lo tanto, de una terapia dirigida a esas moléculas, lo que favorece una acción más selectiva sobre las células neoplásicas.

Dentro de los fármacos biológicos activos en cáncer colorrectal avanzado se encuentran los anticuerpos monoclonales contra distintos receptores de la membrana celular y una proteína de fusión recombinante.

  • Anticuerpos monoclonales anti-EGFR (contra el receptor del factor de crecimiento epidérmico): Cetuximab y Panitumumab. Son útiles en pacientes en los que el gen RAS no está mutado (cuando está mutado estos fármacos no son efectivos). Al bloquear el receptor, no permite que las células del tumor reciban señales de crecimiento. 
  • Anticuerpos monoclonales anti-factor de crecimiento endotelial vascular A (VEGF): Bevacizumab. Se dirige  específicamente frente al crecimiento de vasos malignos y del tumor, de modo que, al no llegar sangre con nutrientes y oxígeno, las células tumorales dejan de crecer. 
  • Proteína de fusión recombinante con efectos anti-angiogénicos (contra VEGF-A, VEGF-B y el factor de crecimiento placentario): Aflibercept. Efecto similar al del grupo anterior.  

Estos agentes se administran por vía intravenosa en ciclos. Suelen usarse en combinación con quimioterapia, aunque en ocasiones pueden administrarse solos (en monoterapia).

La combinación de quimioterapia y fármacos biológicos está indicada en enfermedad metastásica.

La quimioterapia, con o sin anticuerpos monoclonales/proteína de fusión, no es eficaz en todos los pacientes y la enfermedad puede avanzar, aunque el paciente esté recibiendo tratamiento. Esto es debido a que las células tumorales crean mecanismos de resistencia a los fármacos, de este modo se escapan y siguen creciendo. Cuando esto ocurre debe realizarse un cambio a otro tipo de tratamiento (lo que conocemos como “cambio de línea de tratamiento"). 

Por ello, durante el tratamiento sistémico del cáncer es preciso realizar reevaluaciones de la enfermedad de manera periódica. Se requiere la administración de varios ciclos de tratamiento antes de realizar una prueba de imagen que permita valorar la respuesta y evolución de la enfermedad, de cara a decidir los siguientes pasos a seguir en el tratamiento del cáncer.

Toxicidad

La toxicidad depende del fármaco administrado, las combinaciones, las dosis, los intervalos de administración de los fármacos, el estado general y nutricional del paciente y de otros factores. 

Los efectos secundarios más frecuentes incluyen cansancio, náuseas y/o vómitos, pérdida de apetito, cambio en el sabor de los alimentos, aftas orales, diarrea. Si el esquema lleva capecitabina se puede producir eritema palmo-plantar: enrojecimiento de la piel de las manos y los pies, así como aparición de grietas, descamación o incluso heridas y ampollas. Si el esquema lleva oxaliplatino puede aparecer neuropatía periférica: hormigueo/adormecimiento de manos y pies al contacto con el frio. Si el esquema lleva irinotecán, es frecuente la toxicidad digestiva y la alopecia (caída del cabello). 

Los fármacos biológicos anti-EGFR como Cetuximab y Panitumumab favorecen la diarrea y la aparición de rash (acné) facial. Los antiVEGF como Bevacizumab favorecen la hipertensión arterial.

Radioterapia

La radioterapia es un tratamiento que emplea radiaciones ionizantes y trata un área concreta del cuerpo. Por eso, se considera un tratamiento local, al igual que la cirugía. 

Antes de empezar la radioterapia es necesario dibujar y delimitar el “campo” sobre el que se va a aplicar la radioterapia y realizar una “prueba” o simulación, que consiste en comprobar que la radioterapia llegará a la zona deseada sin afectar a zonas no deseadas. No es dolorosa, pero es necesario marcar con tinta en la piel unos puntos para establecer los límites del campo y que siempre se administre en la misma zona, ya que suele comprender varias sesiones de tratamiento. 

Las radiaciones ionizantes son generadas por unas máquinas muy complejas y sofisticadas, llamadas aceleradores. El paciente se tumba en la camilla y tiene que permanecer quieto para que la radioterapia trate únicamente el campo. El tratamiento de radioterapia dura menos de 10 minutos, se administra diariamente y no es doloroso (la radiación no se siente).

¿Cuándo se administra?

La radioterapia está indicada como tratamiento complementario a la cirugía o para aliviar los síntomas que produce la enfermedad. No todos los pacientes con cáncer colorrectal deben recibir radioterapia y en otros casos puede estar contraindicada. 

La radioterapia está indicada en los pacientes con cáncer de recto en estadio II y III, y se administra antes o después de la cirugía como tratamiento complementario para reducir el riesgo de recaídas en la pelvis.

En muchos pacientes se administra quimioterapia concomitante para aumentar la eficacia del tratamiento. La decisión de administrar la radioterapia de forma pre o postoperatoria depende de una serie de factores que varían de un paciente a otro.

Como tratamiento paliativo, la radioterapia es eficaz para controlar el dolor y aliviar otros síntomas. En esta situación, se suele administrar sola sin quimioterapia. 

Efectos secundarios

La radioterapia pretende tratar solo el tumor con un margen de seguridad, pero es inevitable que los tejidos normales que están en la cercanía reciban también parte de las radiaciones. Los efectos adversos o toxicidad de la radioterapia se deben precisamente a su acción sobre los tejidos normales y varían según la zona tratada. Los más habituales incluyen cansancio, pérdida del vello en la región radiada e irritación de la piel. 

La dosis total de radioterapia que se puede administrar depende de la tolerancia de los tejidos normales, que es diferente para cada órgano.

Hay que tener en cuenta que el efecto de la radioterapia no es inmediato, comienza durante el tratamiento, y posteriormente continúa en las semanas siguientes tras haberlo finalizado. Por ello, se ha de esperar un tiempo de varias semanas antes de poder conocer la efectividad final del tratamiento recibido.

Ensayos clínicos

Los ensayos clínicos son estudios de investigación. Después de crear un fármaco en el laboratorio, se estudia su utilidad en el tratamiento de un cáncer realizando el estudio en personas. Una vez se demuestra que es seguro y efectivo, podrá ser aprobado por las agencias reguladores para implementar su uso de forma rutinaria. 

A la hora de tomar una decisión sobre el mejor tratamiento que recibir para un cáncer de colon, han de conocerse todas las posibilidades de tratamiento disponibles, incluyendo los ensayos clínicos. Suponen una oportunidad de recibir tratamientos nuevos. 

 

Este contenido ha sido revisado en marzo de 2023 por Blanca Isabel Morón García: Facultativo Especialista en Oncología Médica. Unidad de Tumores Digestivos. Hospital General Universitario Gregorio Marañón.