¿Cómo se detecta el cáncer de huesos?

Para saber cómo se detecta el cáncer de huesos, habría que atender primeramente a tres aspectos fundamentales: 

  • Tipo de tumor
  • Extensión
  • Estado funcional de la persona    

Los tres son importantes en cualquier tumor, pero especialmente en estos que, por su localización predominantemente en las extremidades, va a poder afectar al movimiento y al estado funcional del paciente.

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Pruebas para detectar el cáncer de huesos

La exploración física es importante y puede darnos una idea de la existencia del tumor y ciertas características. La presencia de adenopatías (ganglios afectos), es infrecuente.    

Se precisan de distintas pruebas diagnósticas para llegar a un diagnóstico claro . A continuación, se describen las más frecuentes:
 

Radiología convencional

Cuando una persona refiere síntomas de dolor y/o tumoración cerca de alguna articulación se realizan radiografías que ya pueden mostrar imágenes de sospecha de un tumor óseo.

Con una radiografía, pueden verse distintas características o “patrones”, que hacen sospechar cierto tipo de sarcoma óseo. Así, los osteosarcomas suelen presentarse más frecuentemente en la zona metafisaria (zona de crecimiento) de los huesos.

Sin embargo, el sarcoma de Ewing afecta más frecuentemente los huesos largos de las extremidades en la diáfisis (porción central o en las metáfisis) o los de la pelvis.
Pero la radiología convencional no siempre puede discernir entre sarcomas óseos, metástasis o incluso patología no tumoral. Para llegar al diagnóstico se requiere realizar otras pruebas como la biopsia.
 

Resonancia magnética nuclear

La Resonancia Magnética Nuclear es la prueba más indicada para valorar el tumor, los compartimentos musculares, vasos sanguíneos y nervios.

Debe incluir toda la longitud del hueso, dado que en ocasiones pueden aparecer otros tumores próximos, pero independientes del tumor principal, y a veces incluso “saltando” la articulación vecina (“skip metastases”).

Debe realizarse antes de la biopsia para evitar artefactos. También puede ser de ayuda diagnóstica para conocer si está implicada la médula ósea.

Biopsia

La biopsia es la obtención de una muestra de tejido para poder ser analizada bajo el microscopio por el Anatomopatólogo. De esta forma se podrá llegar al diagnóstico del  cáncer de huesos de certeza. 

La biopsia puede ser abierta o cerrada.

  • Biopsia abierta: Se realiza la disección de la piel y los músculos para acceder al hueso. 
  • Biopsia cerrada:  Se realiza mediante una aguja gruesa en una zona del tumor. Generalmente se realiza bajo control radiológico (general-mente TAC), para poder ver la trayectoria de la aguja.

Hay que planificar la biopsia para minimizar el riesgo de diseminación de células tumorales durante la obtención de la muestra de tumor. Es deseable que la realice el equipo que va a tratar al paciente.
 

Diagnóstico de Extensión

Al diagnóstico, el 10-20% de los pacientes con osteosarcoma y el 20% de los pacientes con sarcoma de Ewing tienen enfermedad diseminada.

Por ello es importante, como en otros tumores, realizar el estudio de extensión. 
Este estudio de la extensión comienza con la historia clínica y los síntomas del paciente.

La existencia de síntomas generales como fiebre, cansancio, adelgazamiento, es infrecuente cuando la enfermedad permanece localizada. Se utiliza para ello la RMN, la gammagrafía ósea y el TAC.

En el caso del sarcoma de Ewing, dado que puede tener afinidad por la médula ósea, debería realizarse una biopsia de la misma, así como el PET-TAC y la RMN. La gammagrafía ósea no suele resultar adecuada para el estudio de diseminación en médula ósea.
 

TAC

El TAC (Tomografía Axial Computerizada), se utiliza para estudiar los pulmones, descartando la existencia de metástasis. Parece que es más sensible que el PET con fluorodeoxiglucosa para la detección de metástasis pulmonares.

Gammagrafia ósea

La gammagrafía ósea de cuerpo entero se utiliza para evaluar posibles metástasis óseas extrapulmonares.

Dado que el radiotrazador es captado por los osteoblastos (células formadoras de hueso), puede dar resultados falsos positivos en casos de otras enfermedades como artritis, fracturas y osteomielitis.

La gammagrafía ósea no suele resultar adecuada para el estudio de diseminación en médula ósea.

OTRAS PRUEBAS PARA EL DIAGNÓSTICO

Desde el punto de vista analítico, los valores suelen ser normales, excepto las enzimas LDH (Láctico Deshidrogenasa) y Fosfatasa Alcalina, que pueden estar elevadas, aunque no en todos los casos y no son específicas del tumor.

En el sarcoma de Ewing, la anemia y la elevación de la LDH pueden orientar sobre la evolución.

DIAGNÓSTICO DE LA CAPACIDAD FUNCIONAL DEL PACIENTE

La indicación del tratamiento debe tener en cuenta la situación clínica y las posibles enfermedades concomitantes.

Por ello es importante valorar en estos pacientes posibles patologías osteoarticulares en zonas próximas al tumor, otras patologías, por ejemplo: cardiológicas, que limiten la utilización de ciertos fármacos de la quimioterapia, así como la función renal y hepática. La edad del paciente también es importante, ya que hay que tener en cuenta el crecimiento en pacientes jóvenes.