Cáncer de recto: diagnóstico

Si acude al médico por presentar síntomas gastrointestinales o en otra localización, que pudieran deberse a cáncer colorrectal, o si ha dado positivo alguna prueba de diagnóstico precoz, el médico recomendará pruebas para determinar la causa de dichos síntomas.

Las principales pruebas diagnósticas son:

  • Exploración física incluyendo tacto rectal.
  • Análisis de sangre.
  • Colonoscopia.
  • Proctoscopia.
  • Biopsia.
  • Pruebas radiológicas.
Diagnóstico del cáncer de recto con prueba

 

Pruebas para diagnosticar el cáncer de recto

Las pruebas más utilizadas para el diagnóstico de cáncer de recto son las siguientes:

Consulta con el médico

Entrevista con el médico, quien realizará una historia clínica completa, en la que se pueda determinar sus antecedentes personales y familiares y la intensidad y duración de los síntomas que presente.

Exploración física incluyendo tacto rectal

Es importante que el médico realice una exploración física palpando el abdomen en busca de masas o líquido en el abdomen (ascitis). Asimismo, realizará un tacto rectal que es un examen digital del ano y del recto.

El médico se coloca un guante y emplea lubricante para deslizar suavemente el dedo a través del ano y explorar la zona, palpando las posibles alteraciones existentes en las paredes del recto.

Análisis de sangre

Es una prueba sencilla que permite conocer el estado general del paciente y la repercusión del tumor en el organismo. Es posible determinar si el paciente tiene o no anemia, en caso de sangrado importante o de mucha duración, o valorar la función hepática, que puede verse afectada si hay metástasis.

En general, en un análisis de sangre también se realiza una determinación de marcadores tumorales. Los marcadores tumorales se usan con más frecuencia para el seguimiento de pacientes que ya han sido diagnosticados y tratados. Es importante asociarlo a otras pruebas.

Colonoscopia/proctoscopia

La colonoscopia permite examinar el colon y el recto en toda su extensión con un colonoscopio (un tubo delgado y flexible que tiene una fuente de luz y una pequeña cámara de vídeo en el extremo). Se introduce a través del ano y hacia el recto y el colon.

Es una prueba, que no solo permite realizar el diagnóstico definitivo con la extracción de una muestra de tejido, sino que también puede ser un procedimiento terapéutico ya que es posible extirpar cualquier área que se vea sospechosa como un pólipo.

La proctoscopia es igual que la colonoscopia, pero solo se visualiza la zona del recto.

Biopsia

Consiste en tomar una pequeña muestra del tumor para que sea analizada en el microscopio, pudiendo así determinar el tipo de lesión y sus características moleculares.

Ecografía endorrectal

La ecografía endorrectal puede ayudar a saber si hay ganglios linfáticos afectados y la profundidad de la afectación de la pared del recto y conocer el estadio antes del tratamiento. Consiste en un pequeño aparato de ultrasonidos que, introducido en el recto, permite conocer las estructuras alrededor de esta parte del tubo digestivo.

Pruebas radiológicas

Para conocer si la enfermedad se ha extendido fuera del recto es necesario realizar pruebas como:

  • Resonancia nuclear magnética: nos permite ver con mucha precisión áreas concretas del abdomen, pelvis o cerebro.
  • TC abdominal y pélvica: Emplea rayos X para producir imágenes detalladas del cuerpo.
  • PET-TAC: puede ayudar a conocer mejor el estado de los ganglios linfáticos regionales y su resultado puede influir en la decisión terapéutica.

¿Es posible el diagnóstico precoz del cáncer de recto?

Si, el cáncer colorrectal se puede detectarse en sus fases más iniciales cuando es pequeño y fácil de tratar.

La mayoría de los cánceres de recto proceden de un pólipo que puede tardar entre 10 a 15 años en transformarse en un cáncer colorrectal. Con las pruebas de detección se pueden detectar y extirpar en esta fase.

Cuando un cáncer de recto se diagnostica en una etapa temprana, antes de que se propague, la tasa relativa de supervivencia a 5 años es aproximadamente 90%. Cuando el cáncer se ha propagado fuera del recto, las tasas de supervivencia son más bajas.

Recomendaciones para las personas con riesgo medio

Una persona tiene un riesgo medio de padecer cáncer colorrectal si tiene más de 45 años, pero no presenta antecedentes personales o familiares de pólipos o cáncer colorrectal, si no presenta enfermedad inflamatoria pélvica o un síndrome hereditario.

Para este grupo de personas se recomienda comenzar las pruebas de detección periódicas a la edad de 45 años y deben continuar haciéndose las pruebas de detección de forma periódica hasta la edad de 75 años.

Para las personas de 76 a 85 años, es necesario valorar las pruebas previas, su estado de salud y su esperanza de vida. Si tiene más de 85 años, ya no es necesario continuar con las pruebas de cribado. Las personas de más de 85 años ya no necesitan hacerse las pruebas de detección del cáncer colorrectal.

¿Qué pruebas pueden hacerse?

Pruebas de heces fecales:

  • Prueba inmunoquímica fecal altamente sensible (FIT) cada año.
  • Prueba de sangre oculta en heces fecales basada en guayacol (gFOBT) altamente sensible cada año.
  • Prueba multidirigida de ADN en heces fecales (MT-sDNA) cada 3 años.

Si alguna de estas pruebas tienen un resultado anormal, habría que hacer una colonoscopia para confirmar o no la presencia de un pólipo o un cáncer.

Exámenes visuales del colon y del recto:

  • Colonoscopia cada 10 años.
  • Colonografía CT (colonoscopia virtual) cada 5 años.
  • Sigmoidoscopia flexible cada 5 años.

Recomendaciones para las personas con alto riesgo

Las personas de alto riesgo de padecer cáncer colorrectal son aquellas que presentan antecedentes personales de cáncer colorrectal o de pólipos o antecedentes familiares de cáncer colorrectal, antecedentes personales de enfermedad inflamatoria intestinal o alteraciones genéticas que aumentan el riesgo de padecer cáncer colorrectal.

En este grupo ha de comenzarse las pruebas de detección antes de los 45 años, hacérselas con más frecuencia y/o someterse a pruebas específicas.

Si usted tiene antecedentes familiares de pólipos adenomatosos o cáncer colorrectal, consulte con su médico sobre la posible necesidad de comenzar las pruebas de detección antes de los 50 años de edad. Si usted ha tenido pólipos adenomatosos o cáncer colorrectal, es importante que informe a sus familiares cercanos para que puedan notificar de esto a sus médicos y comiencen las pruebas de detección a la edad adecuada.