Tratamiento para el cáncer de recto

El tratamiento del cáncer de recto, como la mayoría de los tumores, se basa en la fase en la que se diagnostique el cáncer, aunque otros factores también pueden ser importantes como la edad y estado general del paciente.

Cuando el cáncer de recto se diagnostica en una fase temprana que no se han extendido los ganglios, no profundiza en la pared del recto y no se ha extendido a sitios distantes se tratan generalmente con cirugía. Sin embargo si afecta ganglios o invade la pared en profundidad el tratamiento se basa en una combinación de radio y quimioterapia.

Tratamiento para el cáncer de recto cirugía

 

Elección del tratamiento según el estadio

De forma resumida se puede decir que en los tumores muy localizados, Estadios 0 y I, el tratamiento fundamental es la cirugía. Se debe resecar el tumor con un margen de tejido sano periférico de, al menos, 1 cm. Por lo general, no es necesario añadir tratamiento adicional, a menos que el cirujano encuentre que el cáncer es más avanzado de lo que se pensaba antes de la cirugía.

Si el cáncer es más avanzado, usualmente se administra una combinación de quimioterapia y radioterapia Los estadios localmente avanzados (Estadios II y III) deben de tratarse con una combinación de tipos de tratamiento. Lo más recomendable, según los estudios más recientes, es realizar primero un tratamiento con radioterapia y quimioterapia simultáneas (lo que se llama tratamiento quimio-radioterápico neoadyuvante) seguido de una cirugía radical. En general tras la cirugía es necesario realizar un tratamiento de quimioterapia. Las posibilidades de mejorar la supervivencia global son, de este modo, muy significativas.

Los estadios IV en los que existe una metástasis hepática, se emplea cirugía para resecar tanto el tumor del recto como el del hígado, posteriormente es necesario administrar quimio y/o radioterapia. Si existen más lesiones metastásicas es probable que se plantee tratamiento con quimioterapia en primer lugar y según su respuesta se plantee cirugía, radioterapia y/o quimioterapia.

Recomendaciones para pacientes con colostomía

En el caso que fuera necesario realizar una colostomía temporal o permanente, es preciso aprender sus cuidados. Es importante que el paciente aprenda los cuidados de la colostomía y realice determinados ajustes en su estilo de vida. Las enfermeras, en estas unidades están especialmente capacitadas en el cuidado y manejo de las ostomías. Durante el ingreso tras la cirugía le enseñarán sus cuidados y le capaciten en su manejo.

Radioterapia

La radioterapia utiliza rayos de alta energía (rayos X) para destruir las células tumorales. Es un tratamiento exclusivamente locorregional y en cáncer de recto se emplea después del tratamiento con cirugía en aquellos casos en que el cirujano se encuentra que el tumor penetra más profundamente en la pared del recto, de lo que se esperaba o los ganglios están afectados o bien antes de la cirugía asociada a un tratamiento de quimioterapia (radioquimioterapia neoadyuvante).

En aquellos casos que el tumor está muy cerca del ano, también se emplea asociada a la quimioterapia para tratar de preservarlo. En los pacientes que el tumor se ha diseminado la radioterapia puede mejorar síntomas como el dolor, la compresión medular o un sagrado.

Generalmente, la radioterapia que se emplea en el cáncer de recto es radioterapia externa. Su objetivo es destruir las células tumorales causando el menor daño posible a los tejidos sanos que rodean dicho tumor, por lo que con mayor frecuencia se emplea radioterapia de Intensidad Modulada (IMRT) que permite adaptar la radiación al volumen de tratamiento reduciendo al máximo las dosis en los órganos sanos de alrededor.

Quimioterapia

La quimioterapia se puede usar para el tratamiento contra cáncer colorrectal en distintos momentos:

  • Después de la cirugía para reducir el riesgo de metástasis.
  • Asociado al tratamiento con radioterapia antes de la cirugía (radioquimioterapia neoadyuvante) para tratar de reducir el tamaño del cáncer y así hacer más fácil la cirugía.
  • También se emplea en aquellos casos con metástasis a que permite su reducción y permite el control de síntomas .

Otros tratamientos

Otros tratamientos para el cáncer de recto son:

  • Medicamentos de terapia dirigida.
  • Inmunoterapia.

Medicamentos de terapia dirigida para el cáncer colorrectal

Los medicamentos de terapia dirigida funcionan de distinta manera que la quimioterapia. Se pueden usar junto con quimioterapia o por sí solos si la quimioterapia ya no es eficaz.

  • Medicamentos que atacan la formación de vasos sanguíneos (VEGF).

El factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) es una proteína que favorece el desarrollo de vasos sanguíneos nuevos en el tumor (angiogénesis). Existen fármacos que impiden que el VEGF forme nuevos vasos.

Se administran por vía intravenosa cada 2 o 3 semanas, en la mayoría de los casos junto con la quimioterapia en cáncer de colon o recto en etapas avanzadas.

  • Medicamentos que atacan a las células con cambios EGFR.

El receptor de factor de crecimiento epidérmico (EGFR) es una proteína que favorece crecimiento de las células tumorales. Se pueden usar medicamentos anti EGFR para tratar algunos cánceres de colon o de recto en etapas avanzadas. Estos medicamentos no son eficaces en casos de cáncer colorrectal con mutaciones (defectos) en los genes KRAS, NRAS o BRAF.

Inmunoterapia para el cáncer colorrectal

La inmunoterapia emplea fármacos que favorecen que el sistema inmunitario de una persona reconozca y destruya las células tumorales más eficazmente.

  • Inhibidores PD-1: Son medicamentos que atacan a la PD-1, una proteína en las células del sistema inmunológico llamadas células T que normalmente ayudan a evitar que estas células ataquen a otras células en el cuerpo. Al bloquear la PD-1, estos medicamentos refuerzan la respuesta inmunitaria contra las células cancerosas. Se administran por infusión intravenosa cada dos o tres semanas.
  • Inhibidor CTLA-4: Es otro fármaco que aumenta la respuesta inmune, pero tiene un objetivo diferente. Bloquea la proteína CTLA-4 en las células T que normalmente ayuda a mantenerlas en control.