Seguimiento del cáncer de testículo

El seguimiento del cáncer de testículo una vez que se alcanza la remisión de la enfermedad, es un aspecto muy importante. 

El objetivo de las revisiones de seguimiento en los primeros cinco años es el diagnóstico de la posible recidiva para poder establecer un tratamiento con fines curativos y con el tratamiento menos agresivo posible.

La periodicidad de las revisiones debe adaptarse a cada paciente según el tipo de tumor, estadio, tratamiento efectuado y respuesta al mismo. Los pacientes de alto riesgo o en los que no se ha conseguido una remisión completa deben ser seguidos en unidades especializadas. 

Seguimiento del cáncer de testículo


 

Revisiones tras el cáncer testicular

Estas revisiones deben ser frecuentes con examen físico, marcadores tumorales, imágenes abdominales e imágenes de tórax (TAC) durante al menos 5 años.

Las recaídas tardías, más allá de los cinco años, son raras. Sin embargo, las revisiones deberían continuar en este caso para establecer un plan de atención dirigido a las posibles toxicidades tardías. 

Existe un pequeño riesgo, aunque real, de desarrollar un cáncer de testículo contralateral. Los pacientes deben de vigilarse de forma periódica el otro testículo, y consultar con tu médico si observan alguna anomalía. La incidencia de tumores testiculares bilaterales es del 1 al 5%. Aproximadamente un tercio de los casos serán sincrónicos (se presentan a la vez en los dos testículos), mientras que los otros dos tercios se diagnostican como tumores metacrónicos (uno después del otro) .

Los segundos tumores no son frecuentes. Representan en total un 1,5 % de los pacientes sometidos a orquiectomía sola, 4,3 % de los pacientes que han recibido radioterapia, 5,0 % de los que reciben quimioterapia, y un 4.4 % en el caso de haber sido tratados con quimio-radioterapia .

El seguimiento a largo plazo de los sobrevivientes de TC también puede ayudar a prevenir los efectos secundarios tardíos de las modalidades de tratamiento y a detectar segundas neoplasias malignas.

Periodicidad de las revisiones

Generalmente son más frecuentes en los dos primeros años, y se irán espaciando posteriormente si éstas son normales. Dependerán, como hemos visto anteriormente del tipo de tumor, estadio, tratamientos efectuados, respuesta a los mismos, etc. 

¿Cuáles son las pruebas a realizar?

Se pueden utilizar los marcadoes tumorales, teniendo en cuenta que algunos tumores no presentan aumento de dichos marcadores. Lo mejor es que los marcadores tumorales (alfafetoproteína,  gonadotropina coriónica humana y lactato deshidrogenada) sean normales, si bien, la normalidad de éstos no implica la ausencia segura de enfermedad tumoral. Por este motivo también se realizan también pruebas de imagen, tanto abdominales como del tórax con TAC (Tomografía Axial Computarizada). 

Como conclusión, dependiendo del estadio inicial y los tratamientos efectuados, se llevará a cabo una política de seguimiento u otra, con una periodicidad y unas pruebas que vienen marcadas por protocolos internacionales.