Sentimientos en el cuidador

La falta de respuesta a los tratamientos y el  avance de la enfermedad os va a afectar a todos los miembros de la familia y allegados que queréis al enfermo, aunque las reacciones, y su intensidad, puedan ser diferentes en cada uno de vosotros.

Independientemente de la relación que tengas con la persona enferma (pareja, padre, madre, amigo…), lo más seguro es que quieras ayudarle, y que a veces no sepas muy bien cómo hacerlo. Esto es totalmente normal, ya que a nadie nos enseñan cómo hacer frente a situaciones tan difíciles y dolorosas. 

Las pautas básicas serían: deja que el paciente pueda expresar cómo se siente sin interrumpirle  (no te centres tanto en “qué le digo”, sino en “cómo le escucho”), transmítele comprensión y cariño (“te entiendo”), no te exijas tener respuesta ni solución para todo y ten en cuenta que tú también estás emocionalmente implicado.    

Son diferentes las emociones y sentimientos que puedes experimentar cuando la enfermedad de tu ser querido avanza:
 

Miedo

El miedo es una emoción con la que probablemente ya estés familiarizado, ya que suele estar presente a lo largo de la enfermedad: en el momento del diagnóstico,  en cada revisión, con cada tratamiento, etc.,  pero quizá cobre más protagonismo cuando el cáncer está avanzando e, inevitablemente, aparece la incertidumbre ante el futuro. Puedes tener miedo o estar preocupado/a por el sufrimiento de tu ser querido, por la posibilidad de que fallezca, por el deterioro físico que puede aparecer, por su pérdida de autonomía y los cuidados que va a necesitar, por los cambios en las relaciones y rutinas familiares, etc. Es normal que sientas miedo, y que en ocasiones sea muy intenso, por eso es importante que pidas ayuda si lo necesitas y que tú también puedas compartir tus emociones. 

Puedes hablar de todo esto bien con la persona enferma (descubrirás que probablemente tengáis los mismos temores), si lo consideras oportuno, o con otros familiares y amigos. El apoyo de tus seres queridos te será de mucha utilidad en estos duros momentos. 

 

Negación

Cuando el médico os informa de que los tratamientos no están obteniendo el resultado esperado, cuando hay que aceptar que la enfermedad avanza y no se puede controlar, resulta muy doloroso y difícil asumir esta realidad. Es muy frecuente que se necesite un tiempo para aceptarlo, y es normal que en ese intervalo aparezcan pensamientos, emociones y conductas de negación. Quizá desees consultar con otros especialistas, pedir una segunda opinión o buscar otras posibles opciones terapéuticas en el extranjero. Estás en tu derecho, pero sé prudente, consúltalo siempre con el paciente y elige bien dónde pedir esa ayuda.   

 

Rabia

Sentir que la vida es injusta y enfadarse por ello, puede ser otra reacción habitual y normal ante el progreso de la enfermedad de un ser querido. Creer que nada de lo que se ha hecho (pasar por los tratamientos, por el dolor…) ha merecido la pena, y sentir una enorme sensación de impotencia es normal, pero ten en cuenta que la rabia es una emoción intensa y por ello intenta no descargar toda tu frustración contra las personas que te quieren y que intentan ayudarte. 

Piensa en aquellas cosas que te ayudaron alguna vez a manejar la ira y prueba a ponerlas en marcha de nuevo, porque es probable que te resulten útiles: hablar con amigos, hacer deporte, pasar un rato a solas, etc. 

 

Culpa

Es difícil manejar esta emoción, ya que creer que no hemos hecho todo lo que deberíamos o podíamos, o que tenemos algo que ver con el progreso de la enfermedad puede cobrar mucho peso en nuestros pensamientos. Pero lo cierto es que solemos quitarle valor a lo que hacemos y tendemos a autoexigirnos más en los momentos difíciles, y en consecuencia nos sentimos culpables por no haber dado más de nosotros/as. Repasa todo lo que has hecho y estás haciendo por tu familiar, que seguro que es más de lo que crees. 

No vas a poder cambiar el pasado, pero si detectas algo que objetivamente puedas mejorar sí  podrás actuar de manera diferente a partir de ahora. Haz un listado con aquello que te gustaría hacer y/o decir a tu ser querido, intenta ser realista y no pongas las expectativas muy altas, pregúntale a él/ella de qué manera le puedes ayudar, qué le gustaría que hicieras, y sigue esas pautas en tu relación con él/ella. 

Comparte tus emociones con el resto de tus familiares y amigos, es importante que tú también te sientas arropado y recibas cariño. 

 

Tristeza y depresión

También puede que pierdas el interés por todo y te sientas abatido por la situación. La tristeza tiene su función, no intentes hacer como que no pasa nada porque no suele ser la mejor opción. Date permiso para sentirse así y tómate tu tiempo para ir incorporando poco a poco actividad a tu rutina diaria. Como siempre, hablar y compartir nuestras emociones suele ser una buena forma de manejarlas, saca tiempo, en la medida de lo posible, para practicar tus aficiones, etc.

La falta de esperanza en la curación de tu ser querido puede hacer más intensa esta emoción, por ello si tienes ganas de llorar, llora, no te reprimas. 

Una idea muy extendida es pensar que tienes que estar siempre “fuerte” y “con buena cara” delante del enfermo. No es así. No pasa nada por compartir emociones con él/ella, por hablar de vuestros miedos, por llorar juntos, por consolaros mutuamente, por abrazaros y apoyaros. Los dos tenéis que hacer frente a una situación que no podéis evitar ni cambiar. ¿No es mejor que lo hagáis juntos?

 

Es normal que sientas todas estas emociones, pero si crees que un especialista puede hacer que pases este proceso con un menor sufrimiento, no lo dudes, busca ayuda. En la aecc ponemos a tu disposición un servicio de atención psicológica gratuito en el que psicólogos especialistas valorarán tu situación y plantearán la atención que mejor se ajuste a tu caso. Puedes contactar con nosotros solicitando cita en la sede de tu provincia, llamando a Infocáncer (900 100 036) o a través de nuestro consultorio onlin

Si lo necesitas, también puedes consultar la información que tenemos disponible sobre los sentimientos que puede experimentar tu familiar enfermo. Verás que las emociones son las mismas pero el motivo que las desencadena puede ser diferente.

 

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