Tus seres queridos

El cáncer es una enfermedad que no solo afecta a la persona que la sufre sino también a sus seres queridos. Inevitablemente el dolor, la preocupación y la angustia, se hacen extensibles al resto de miembros de la familia.

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Tu pareja

Es posible que tu pareja tenga unos sentimientos muy parecidos a los tuyos, que sienta miedo, rabia, tristeza, etc. Sin duda, asimilar que la enfermedad está avanzando es un proceso doloroso para ambos. Para tu pareja tampoco es sencillo aceptar el avance de la enfermedad y todo lo que este avance conlleva.   

Apoyaos mutuamente, no intentéis pasar solos/as por estos momentos ya que el desgaste físico y emocional puede ser importante y el vivirlo juntos puede hacerlo más llevadero. Tu pareja, aunque no esté pasando por la enfermedad, también se ve afectada por ella y puede sentir impotencia, fracaso, dolor, alteraciones del sueño, etc. Estas reacciones son normales, pero esto no significa que, para proteger y cuidar a tu pareja, tengas que ocultarle cómo te sientes tú y qué te preocupa. Esto es un error muy común al que incurrimos sin darnos cuenta, pero para la otra persona puede ser aún más doloroso sentir que no estás bien y no saberlo por ti.  Lo más probable es que si habláis con naturalidad de cómo estáis viviendo este proceso, encontréis un punto de apoyo que puede resultar fundamental para afrontar el progreso de la enfermedad. No olvidéis daros abrazos, besos, caricias… el contacto físico es una forma estupenda de manifestaros cariño y afecto y muy necesaria para ambos. Dile lo que significa en tu vida, “te quiero”, daros las gracias, recordad momentos bonitos y disfrutad de los nuevos que todavía podéis vivir juntos. 

Pero también puede que haya ocasiones en las que prefieras estar a solas y tener un tiempo para ti. Esta necesidad es perfectamente comprensible, coméntaselo a tu pareja, seguro que lo entenderá y muy posiblemente, él/ella también lo necesite. 

 

Tus hijos y nietos

El cáncer genera malestar a todos los miembros de la familia, aunque cada uno de ellos lo pueda manifestar de manera diferente. 

Si tus hijos/as son adultos, este proceso les va a resultar muy doloroso puesto que tengamos la edad que tengamos, no estamos preparados para afrontar la posible pérdida de un progenitor sin sentir dolor, rabia, miedo, etc. por ello.

La sinceridad es un elemento fundamental a la hora de relacionarte con tus hijos; no finjas que estás bien si no es así, no intentes mantenerte siempre fuerte si hay momentos en los que solo te apetece llorar, no les digas que no hace falta que te acompañen al médico cuando en realidad quieres que estén a tu lado… Sabemos que quieres protegerles y evitarles sufrimiento, pero contarles con honestidad cómo te sientes y qué necesitas y que ellos sientan libertad para hacer lo mismo, os va a ayudar a afrontar esta difícil situación. 

Si tus hijos son niños o tienes nietos, te recomendamos que visites la información que tenemos disponible para cuando hay niños en la familia. Aquí podrás encontrar algunas indicaciones para entender cómo pueden afrontar los niños la enfermedad y sus reacciones y te proporcionamos pautas a tener en cuenta cuando hables con ellos/as. 

 

Tu familia

Cada miembro de tu familia afrontará la enfermedad y el avance de la misma de manera diferente y por tanto cada uno de ellos tendrá una forma distinta de relacionarse contigo; puede que unos quieran estar contigo en todo momento, otros parecerán más distantes, algunos se interesarán por las cuestiones más prácticas y otros no sabrán qué hacer. En cualquier caso, todas estas reacciones son normales, no existe una única forma de actuar, sentir y pensar ante una situación dolorosa como puede ser el avance de un cáncer. 

Sin embargo, y aunque no es nada fácil, tú puedes contribuir a que no se levanten barreras entre vosotros. Todos necesitáis amor y comprensión en estos momentos tan difíciles. El respeto por tus necesidades y las de tus familiares y la sinceridad son fundamentales para no hacer más duro el día a día. Es probable que tus familiares planteen preguntas de difícil respuesta, acerca del tiempo de vida, de los síntomas que se pueden dar, pueden hacer reflexiones en voz alta, etc. Lo más habitual es que no sepas qué contestar a muchas de estas cuestiones, puesto que seguramente tú también tengas muchas dudas. Puedes decirlo con claridad, es normal que no tengas respuesta para todo. En estos casos, una opción es que anotéis todas vuestras dudas y se las consultéis a los profesionales que te atienden para que os proporcionen orientación al respecto. 

 

Tus Amigos

Por lo general, tus amigos querrán estar cerca de ti y acompañarte en este proceso pero en ocasiones no sabrán cómo hacerlo ni qué es lo mejor para ti. Es normal que no lo sepan y que puedan sentirse perdidos y desorientados. Dentro de su dolor y preocupación, querrán ayudarte en todo lo posible, por ello, intenta decirles qué necesitas de ellos, puedes ayudarles a que te puedan ayudar en lo que realmente necesitas y/o quieres: un rato de compañía, ayuda con la compra o con gestiones, que te cuiden a los niños cuando acudas al médico,… Y cuando necesites espacios para estar a solas, descansar o estar más tranquilo/a, o simplemente no te apetezca hablar, házselo saber, no te sientas mal por ello, es normal que tus necesidades vayan cambiando en función del momento que estés atravesando.

 

Si tus seres queridos están lejos

Hoy en día, las circunstancias pueden llevar a que alguno de nuestros seres queridos se desplace a vivir lejos de nosotros. Cuando esto ocurre y nos enfrentemos al cáncer, la distancia no alivia el sufrimiento, sino que lo puede avivar por no saber con certeza cómo está viviendo el avance de la enfermedad la persona a la que queremos. 

 

  • Si alguna persona importante para ti vive lejos, intenta mantener toda la comunicación que puedas (y te apetezca) y cuéntale en primera persona cómo estás y cómo te sientes. Si no te ves con fuerzas, puedes pedirle a algún allegado que esté contigo cuando habléis o que le dé determinada información por ti. Pero siempre con sinceridad, no mientas, porque aunque tu intención sea protegerle, ocultarle la información puede generar desconfianza y un impedimento para que pueda hacer frente al avance de la enfermedad, ya que al no poder estar físicamente, el hecho de imaginar y presuponer cómo te encuentras o qué sientes, puede generarle momentos complicados de gestionar emocionalmente.
  • Cuando sepas qué necesitas y en qué te puede ayudar (desde la distancia también se puede) piensa en quién puede asumirlo y de qué manera. Es probable que haya decisiones que tengáis que tomar en familia: que se traslade la persona que está lejos, que colabore de alguna forma en concreto,… Habladlo en familia, incluyendo a la persona que está lejos. 
  • Si es posible, utilizad las nuevas tecnologías: una videoconferencia os permitirá veros, saber con mayor certeza cómo estáis y parecerá que acortáis la distancia. 

 

Si estás solo/a

Afrontar la enfermedad en soledad hace que la situación sea más dura y dolorosa de lo que ya es. Creemos importante que reflexiones acerca de la posibilidad de escribir tus voluntades anticipadas , puesto que te ayudará a poder dejar por escrito tus decisiones más personales y que el equipo médico que te atienda las conozca también. Si no cuentas con suficientes apoyos personales (familiares, amigos, algún vecino o compañero,…), te animamos a que te pongas en contacto con nosotros. En la AECC ponemos a tu disposición un equipo de profesionales especialistas (médicos, psicólogos y trabajadores sociales) que podrán orientarte en función de tus necesidades. También contamos con voluntarios que pueden acompañarte en cualquier fase de tu enfermedad y ayudarte con gestiones.   

 

Es normal que en ocasiones no sepas muy bien cómo comportarte con tus seres queridos, pero si crees que un especialista puede orientarte en este proceso, no lo dudes, busca ayuda. En la AECC ponemos a tu disposición un servicio de atención psicológica  gratuito en el que psicólogos especialistas valorarán tu situación y plantearán la atención que mejor se ajuste a tu caso. Puedes contactar con nosotros solicitando cita en la sede de tu provincia, llamando a Infocáncer (900 100 036) o a través de nuestro consultorio online

 

 

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